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Evitar su uso
El horno microondas irrumpió en la vida moderna hace ya más de tres décadas, instalándose en las cocinas y conquistando nuestros hogares. A pesar de ser uno de los electrodomésticos de gama blanca más populares y de uso más extendido, lo cierto, es que no debería ser utilizado como un medio para cocinar alimentos. Los productos calentados o cocinados en microondas, pese a situarse tras una barrera de cristal exponen a radiación a los alimentos que posteriormente entran al interior del organismo. Su uso está completamente desaconsejado puesto que desvitaliza y degrada el valor biológico de los alimentos.
Las radiaciones
Las RADIACIONES que emite este tipo de hornos, pese a tratarse de radiaciones no ionizantes, son lo suficientemente controvertidas como para que existan numerosos estudios que, por un lado, defienden la seguridad de su uso para la salud, mientras qué por otro, la cuestionan frontalmente. No es el propósito de este artículo elaborar ningún tratado ni entrar en ningún tipo de debate que pueda resultar confuso para el lector, simplemente conviene desaconsejar completamente su uso. Y esto es debido principalmente al isomerismo estructural que provocan sobre el material biológico que forman los alimentos, dado que las proteínas calentadas en microondas, se vuelven inservibles para nuestro organismo, que las trata como un producto tóxico, enervante e inflamatorio con los consiguientes perjuicios a medio y largo plazo.
